Artículo de Ramón Ceballo

En un contexto regional marcado por el avance del crimen organizado, el incremento de la corrupción y el uso de dinero ilícito para influir en la vida pública, la República Dominicana enfrenta riesgos que ya no pueden ignorarse.
La infiltración criminal en los partidos políticos es hoy una de las amenazas más subestimadas de las democracias contemporáneas. No se trata de un peligro remoto; es un fenómeno en expansión, sofisticado y cada vez más difícil de contener.
Su presencia dejó de operar en la sombra. Se integra en estructuras formales, se reviste de liderazgo comunitario y aprovecha debilidades institucionales para asentarse. Si no se enfrenta con firmeza, puede erosionar los cimientos del sistema democrático y comprometer la integridad del proceso político.
