jueves, 20 de febrero de 2025

Conservadurismo: no existe un movimiento universal y atemporal

 


Concepción del mundo y movimiento político que se amparan en lo tradicional quiere conservar y se orienta por la tradición surgido originariamente como un contra movimiento opuesto a las ideas e instituciones liberales democráticas y republicanas de la Revolución francesa.

En filosofía política, se denomina conservadurismo en sentido amplio al conjunto de doctrinas y movimientos políticos que favorecen el uso del poder político o la fuerza del Estado para conservar o restaurar tradiciones —creencias o costumbres— de un pueblo o nación, que pueden ser de tipo religiosas, culturales o políticas. En estos casos el término conservadurismo es entendido como un tradicionalismo en política o mantener intacto un orden político presente o como reaccionarismo o restauración de un orden político perdido.

El conservadurismo se apoyó ante todo en el clero y en los representantes de los grandes grupos feudales más tarde en el siglo 19 reclutó miembros de capas heterogéneas de la población como aristocracia terrateniente cuerpo de oficiales clero campesinos y gran parte del funcionariado.

Inicios de la filosofía conservadora

El término «conservador» fue introducido al vocabulario político por Chateaubriand, quien fue un diplomático, político y escritor francés, en 1819 para referirse a quienes se oponían a las ideas antecedentes y resultantes de la Revolución francesa o, más en general, a las ideas y principios que emergieron durante la Ilustración, y que en cierta medida planeaban la restauración del Antiguo Régimen.

Esta oposición, que tuvo características específicas en diferentes países, se vio fortalecida como consecuencia de los sucesos de esa revolución y las guerras, se considera por muchos historiadores que el conservadurismo es un producto tanto de los periodos prerrevolucionarios y revolucionarios de Francia. Tiene varios orígenes y apareció en varios países de formas diferentes. Pero si hay algo en su historia es que la Revolución francesa generó un ímpetu para convertir al conservadurismo en un movimiento. Aquellos que habían hecho campaña contra cualquier cambio antes de 1789 repentinamente se convirtieron en profetas. ​

Así que, sobre la base de lo ocurrido en el emblemático año de 1789, transformándose el gorro frigio de los jacobinos en el símbolo de la inequidad, considerando los conservadores en herejía la negación de la personalidad y de la libertad personal. Por ende, su manifestación concreta es la democracia de masas jacobina, todas las formas de colectivismo nacional y estatismo, el marxismo que produce el socialismo y el comunismo, el fascismo y el nacionalsocialismo. Izquierdismos en todas sus variedades y manifestaciones modernas, a las que en Estados Unidos se aplica, perversamente, el término liberalismo. ​ 

Edmund Burke

La diferencia fundamental entre el conservadurismo moderado y el reaccionario reside en su visión del papel de la democracia y otras instituciones modernistas o producto del iluminismo. Para la tradición moderada, quizás mejor encontrada en el conservadurismo liberal de Edmund Burke (1729-1797), a diferencia del conservadurismo continental de su época, aceptó la democracia como forma de gobierno.

Este conservadurismo en los hechos propició cambios de hondo calado y trascendencia, tomando como ejemplo los derechos políticos británicos, o los derechos sociales bismarckianos.

Esta versión del conservadurismo es, a menudo, llamada «liberal», así, por ejemplo, autores consideran que hay un conservadurismo económico y político, de libre mercado, capitalismo libre de cualquier regulación del gobierno, usualmente unido a un fuerte nacionalismo, como el número uno del mundo, lo que lleva a priorizar el apoyo para la policía y un presupuesto grande para el ejército. Este tipo de conservadurismo no es tradicionalmente religioso o conectado con el cristianismo.

Dicho conservadurismo, prevalente sobre todo en el mundo anglosajón, tiende a ver la historia como un continuo ensayo y error donde se debe de aprender del pasado, y adoptar de él aquellas cosas que hayan funcionado mejor. ​

Sin embargo, cabe mencionar que fue esta misma corriente moderada la que dio origen, posteriormente, a un conservadurismo fundamentalista. Esta versión ha encontrado expresión generalmente en el neoconservadurismo​ el cual es representada por personajes tales como Leo Strauss e Irving Kristol, entre otros y se caracteriza por no rechazar el liberalismo económico y a valores nacionalistas y religiosos tradicionales en lo social y político.

La otra gran corriente del conservadurismo apareció en los países que fueron directamente afectados por los desarrollos políticos y sociales de la Revolución francesa, en rechazo a ésta, al liberalismo político y al racionalismo de la Ilustración, defendiendo las instituciones del Antiguo Régimen y declarándose enemigo de la secularización de la política y de la sociedad.

El conservadurismo o conservatismo, como también se lo conoce, se sustenta en tres valores: la autoridad, la lealtad y la tradición. Rinde culto a la espiritualidad y al valor de lo inconmensurable.  En ese sentido, puede ser descrito como «reaccionario», buscando una reafirmación, no solo de formas políticas, sino sociales anteriores, que se percibían como una restauración de los principios de la autoridad monárquica absoluta y del generalmente catolicismo como fuente única de valores y estabilidad social. En las regiones católicas de Europa, especialmente en Francia, Italia y España, este tipo de conservadurismo religioso tendría una atracción inherente. ​

Un desarrollo extremo de esta última posición se encuentra en las sugerencias de Carl Schmitt, ​quien  fue un filósofo, teórico político, jurista alemán y activista nazi, siendo uno de los principales ideólogos del Movimiento Revolucionario Conservador de Alemania. Su propuesta se basa en la afirmación de que la función central de un Estado es la necesidad de instaurar un poder de «decisión» efectivo, que termine con la guerra interna, cosa que no es posible, en su opinión, en un Estado liberal, en el cual no se puede justificar la exigencia del sacrificio de la vida en favor de la unidad política. Estas sugerencias tuvieron, junto a otras del Movimiento Revolucionario Conservador, una importante influencia en la elevación al poder del Nazismo​ y constituyen aún en el presente las bases teóricas tanto de percepciones conservadoras "duras" como origen moderno de la alegada tendencia del conservadurismo a depender de líderes u "hombres del momento".

Visto lo anterior, lo que habitualmente se designa como conservadurismo desde el punto de vista ideológico y de contenido está determinado de diversas formas según la situación social específica por lo que no existe, en comparación con lo que sucede en otras posiciones políticas básicas, un conservadurismo universal y atemporal con composiciones y contenidos fijos. El conservadurismo de turno reacciona ante la respectiva exigencia crítico revolucionaria de nuevas ideas y objetivos sociales que cuestionan de forma radical concepciones valores instituciones autoridades y sistemas sociales.

Sociológicamente el conservadurismo destaca el desarrollo histórico como una necesidad social para el presente y prefiere las instituciones existentes a las novedades basadas en ideas de progreso, interpreta la autoridad como protección frente a la anarquía y por consiguiente como supuesto de una auténtica libertad humana.

Una variante a tener presente es que mientras que los conservadores de la estructura quieren mantener las relaciones socioculturales profundamente tradicionales los conservadores de los valores se abren a las transformaciones necesarias en determinados aspectos por ejemplo la protección del medio ambiente o de la naturaleza bajo la influencia de la ilustración, el racionalismo y la modernidad por lo que han surgido en la época moderna nuevas fuerzas conservadoras relacionadas en parte con los intereses económicos que abogan por el progreso tecnológico, el crecimiento económico y la restricción de las actividades estatales o neocapitalismo.

Muchos movimientos políticos sociales en el hemisferio occidental y en Hispanoamérica en particular, se identifican tanto con el conservadurismo como con el liberalismo.

Bibliografía

Hillmann, Karl-Heinz. Diccionario Enciclopedico de Sociología. Herder. España. 2005.

https://definicion.de/conservadurismo/

Wikipedia

noticieroalternativo@gmail.com

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