jueves, 10 de abril de 2025

Las ideologías de hoy: autoritarismo y democracia

Artículo de Isidro Toro Pampols 

 

Hoy poco se habla de ideología en la narrativa y en la acción política e incluso social, aunque en encubierto, se observan tendencias hacia el autoritarismo o el pluralismo.

Ideología, según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), es el “conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político”.

En Ciencia Política se refiere al sistema de ideas, creencias y valores filosófico-políticos sobre el fenómeno humano y el fenómeno social.

Esta idea se difundió como consecuencia de la Revolución francesa producto del sometimiento a examen de las supuestas verdades y de los sistemas metodológicos de las ciencias, política y de las religiones. Ya el filósofo francés Antoine-Louis Destutt de Tracy en 1795 había acuñado la palabra como ciencia general de las ideas.

A través de la historia se han manifestado formas ideológicas. La esclavitud, el feudalismo, mercantilismo entre otras, pero siempre en el seno de cada época ha existido el germen de una nueva sociedad. Ejemplo son las behetrías que, según el DRAE se entendía antiguamente la practica en poblaciones españolas durante la Edad Media cuyos vecinos, como dueños absolutos de ella, podían recibir por señor, o sea por autoridad, a quien quisiesen o eligiesen.

Visto así, sin profundizar, es un ejercicio limitado de democracia en pleno feudalismo.

Por muchos años, y aun es sostenida por intelectuales, hemos visto la tesis de Carlos Marx y Federico Engels quienes decían en el Manifiesto Comunista que el modo de producción de los bienes económicos determina la manera de ser de la sociedad —con sus leyes, gobierno, tribunales y demás entidades tutelares— y condiciona la forma de pensar de las personas.

Ahora bien, en nuestros días y quizás siempre ha sido así según la oportunidad, las personas se mueven entre dos extremos: el convencimiento ideológico total, que orienta su vida en casi todos los aspectos de esta, y el pragmatismo que es el inmediatismo utilitario, desde el cual se juzga el beneficio de las doctrinas políticas.

Son estos dos enfoques antagónicos frente a la vida social: una basada en ideas y la otra en intereses. Hoy los movimientos anti partidos que se escudan en el término anti política son esencialmente, no todos, pragmáticos.

Desde la Segunda Guerra Mundial y hasta la caída del Muro de Berlín en 1989 las ideologías imperantes en el mundo eran el capitalismo por un lado y el socialismo marxista del otro. Entre estos dos polos cosechaban frutos diversas variantes de estos: estalinismo, maoísmo, democracia liberal, socialdemocracia, trotskismo, entre otros.

Hoy, según nuestra óptica, la dicotomía es entre autoritarismo y democracia. Por autoritarismo se entiende, según el DRAE, el “régimen o sistema político caracterizado por el exceso o abuso de autoridad” y entre sus sinónimos encontramos: despotismo, cesarismo, tiranía, absolutismo, totalitarismo, fascismo. De su lado, democracia es el “sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo, que la ejerce directamente o por medio de representantes”. La democracia se manifiesta de diferentes maneras, existiendo, por ejemplo, la censitaria que “restringe el derecho de voto al censo de contribuyentes de un cierto nivel patrimonial”, la liberal “que, basada en el reconocimiento de los derechos individuales, se ejerce a través de los representantes políticos de los ciudadanos” o la popular, la que podemos calificar de autoritarismo, que es el “sistema de gobierno de las dictaduras comunistas”, entre otras.

La humanidad se ha debatido a lo largo de la historia entre la barbarie y la civilización. En los sistemas políticos al considerarlos sobre la base de los mecanismos de toma de decisiones en que participan muchos o pocos, los mismos los podemos definir colocándolos en una línea continua en cuyos extremos se coloquen la expresión autoritaria y en el otro extremo la democrática, según sea la característica preponderante en el marco de estos modelos ideales. Bien podremos emparejar democracia con civilización y en el extremo del autoritarismo, la tiranía, como barbarie.

Antes de avanzar, hagamos una precisión sobre los vocablos izquierda y derecha. Estas fueron dos narrativas que marcaron nuestras posiciones ante la vida: la primera se identificaba, teóricamente, como aquella que favorecía el cambio, la creación, la justicia económica y el progreso social. La derecha era el «cuco» que se oponía a todo lo bueno de la vida en comunidad.

Estas verdades no eran inmutables. A medida que avanzaba la sociedad en complejidad el ser humano presentaba alternativas: el eurocomunismo, la Teología de la Liberación, la socialdemocracia nórdica, entre muchas otras expresiones humanas que colocaron sobre relieve puntos de contraste que se cruzaron y trabaron, pero siempre teniendo como polo de referencia las ideas liberales capitalistas o el marxismo leninismo.

Teniendo presente lo anterior, vamos a reseñar, sin entrar en detalles que dejaremos para próximos artículos, tres líneas en cuyos extremos colocaremos modelos teóricos que tienen que ver con la sociedad y el Estado: en el primero, pondremos la democracia de elites y en la otra punta la democracia participativa. En el segundo, el liberalismo orientado a derechos individuales y el comunitarismo. Y finalmente, la defensa del Estado benefactor enfrentado al antiestatismo neoconservador. (1)

En una primera vista podemos señalar que, en los extremos entre autoritario y democracia en el otro, tenemos de un lado lo poco y del otro lo mucho. Lo poco lo relacionamos con formas cercanas a los círculos de poder: democracia de elites, liberalismo orientado a derechos individuales o el Estado benefactor de sectores específicos, frente a lo mucho: democracia participativa, derechos comunitarios, antiestatismo. Los neoliberales lo definirían en pocas palabras: libre mercado vs Estado.

Hoy no se habla de comunismo o capitalismo. Se tratan sistemas autoritarios, algunos disfrazados de izquierda o de derecha, otros demócratas que igualmente se atavían con los mismos trajes. Hay sistemas autoritarios que podemos catalogar entre las dictaduras e incluso totalitarismos de la peor especie y democracias donde el sistema de elección favorece a elites expertas en practicar el «gatopardismo», lo que en ciencias políticas se entiende por «cambiar todo para que nada cambie»; o participativas en la cual existen mecanismos de participación en el proceso de toma de decisiones.

 

Nota:

1) Este enfoque se basa en el establecido por Jean L. Cohen y Andrew Arato en su obra Sociedad civil y teoría política. Fondo de Cultura Económica. México. 2001.


 
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