Artículo de Isidro Toro Pampols
La oración parafrasea la de un grupo revolucionario que participó en las revueltas del Mayo francés.
Para conocimiento de algunas personas de las nuevas generaciones el Mayo francés fue el conjunto de protestas estudiantiles que se llevaron a cabo en Francia y especialmente en París, durante los meses de mayo y junio de 1968.
Según cronistas de la época la protesta de estudiantes surgió de manera espontánea al que se les unió grupos de obreros industriales, hippies y activistas del poderoso Partido Comunista Francés. Criticaban el sistema capitalista, la sociedad de consumo, el autoritarismo, el imperialismo, las organizaciones “burguesas” de la época, como los partidos políticos, el Gobierno, los sindicatos y hasta la propia universidad.
Sobre esta base la palabra «revolución» tenía una relación positiva, de progreso, aceptada por los colectivos, obviando los resultados negativos de algunos movimientos históricos que, sobre la idea de «revolución», han resultado una verdadera involución.
«La apatía es contrarrevolucionaria» parafrasea una de sus consignas: «el aburrimiento es contrarrevolucionario» y lo relacionamos con respecto al marasmo democrático que se vive en muchas sociedades hispanoamericanas, hecho reflejado en los altos niveles de abstención electoral, o sea, el acto por el cual un votante decide no emitir criterio.
Los reduccionistas del sistema político argumentan que el abstencionista le da un «cheque en blanco» a quien gana; otro argumento es la percepción de dominio de un partido político que desalienta a los opositores a participar.
La consulta electoral con alta abstención otorga al partido mayoritario legalidad, pero le resta legitimidad y particularmente legitimidad electoral, la cual se refiere a la aprobación y reconocimiento por parte de los electores de que el proceso electoral es justo, válido y ponen en duda que representa la voluntad del pueblo.
Por supuesto, los reduccionistas obvian la desvinculación de los partidos políticos, particularmente los mayoritarios, de los asuntos de la vida comunitaria, la transparencia en el debate político, la obstinada permanencia de los mismos actores y nada de renovación de la clase política, la falta de credibilidad debido al recurrente incumplimiento de muchas promesas, el mecanismo de conformación de las listas de candidatos a puestos de elección popular donde se impone el interés de cupulas obviando trayectorias y méritos, así como también un sistema político que deja poco espacio a la participación de los individuos bien agrupados en asociaciones o de manera casual ante un tema determinado.
Estos son factores que pueden influir en la abstención como forma de castigo.
Lo cierto es que se percibe, y muchos estudios lo tratan, una grieta entre gobernantes y gobernados que amenaza el Estado Social y Democrático de Derecho y si los factores de poder no le ponen atención, pueden ocurrir cambios de variopinta en diversos países de Hispanoamérica, tales como Argentina y Ecuador en tiempos recientes y en Bolivia, que van a una segunda vuelta electoral donde el actual oficialismo quedó fuera de competencia.
Así que una consigna sobre la base de que «la apatía es contrarrevolucionaria» busca motivar a la ciudadanía a participar; si el abstencionista no tiene aceptación por ninguno de los postulados, pues votar nulo, así reduce la abstención e incluso puede forzar un balotaje o segunda vuelta, lo que obligaría a los actores políticos a ser más responsables con sus ofertas, publicitar sus programas y producir cambios que beneficien al colectivo. ¡Nada de desaliento o pesimismo!
Así pues, recordemos, «la apatía es contrarrevolucionaria» …
noticieroalternativo@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario