miércoles, 22 de octubre de 2025

En sociedad, la libertad es la única posibilidad de crecimiento

  Artículo de Isidro Toro Pampols

Libertad es también responsabilidad - Students For Liberty 

En nuestra sociedad contemporánea es imposible lograr el desarrollo integral de un pueblo sin disfrutar de la libertad.

Dejando en el pasado las diferencias entre “izquierda” y “derecha” hoy la pugna es entre “autoritarismo” y “libertad”. El primero se manifiesta en diferentes grados como estatismo, despotismo, populismo, entre otros calificativos y, del otro lado, la libertad que se revela como democracia, la cual tiene sus variantes que van desde la representativa hasta la participativa.

Al final del día, la confrontación es entre imperio y libertad, otros pueden afirmar entre barbarie y civilización. Como interpretación general, ya que tiene sus bemoles, los regímenes democráticos se forman con base en terrenos donde la libertad gana a la autoridad y los regímenes autoritarios resultan del abuso de autoridad.

Antes de continuar, demos unas pinceladas históricas en torno a la idea de libertad para comprender su importancia.

El tema de la libertad ha sido objeto de atención a través de los siglos, pero para lo efectos contemporáneos, quizás uno de los criterios de mayor interés sea el de los enciclopedistas quienes difunden el derecho de todos los hombres, iguales por naturaleza, a disponer de su persona y de sus bienes en la forma que mejor crean. Este razonamiento es la base del liberalismo, corriente que también se manifiesta con variadas tendencias.

Juan Jacobo Rousseau (1712-1778) nos habla de la libertad moral que sólo se logra en la organización social necesaria para evitar la permanente lucha fratricida entre individuos y entre colectividades. La tesis es sencilla, cada uno cede algo de su soberanía individual al colectivo, garantizando el derecho ajeno y la concordia social.

Este concepto se consagró en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano aprobada en Francia el 26 de agosto de 1789: “la libertad consiste en poder hacer todo lo que no dañe a otro” de modo que “el ejercicio del derecho natural de cada hombre no tiene más límites que aquellos que aseguran a los demás miembros de la sociedad el goce de los mismos derechos”.

El Estado de Derecho, fruto también de los conceptos de esa época, surge como una respuesta histórica a la concentración ilimitada del poder monárquico buscando establecer que el gobierno y los ciudadanos estén sujetos a la ley.

El Estado de Derecho es un medio para garantizar la libertad, elimina, en teoría, el poder arbitrario de los gobiernos y asegura al individuo un ámbito de independencia frente a la cual la autoridad es incompetente. La ley, la división de poderes, el establecimiento de los derechos humanos, la seguridad jurídica, los mecanismos de control sobre el poder son, entre otros, los dispositivos con lo cual el Estado de Derecho asegura a las personas su independencia en el marco de la ley.

Es de interés recordar la tesis de las “cuatro libertades” del presidente de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt, cuando habló de la “libertad de palabra y expresión en todos los lugares del mundo”, la “libertad de cada cual para adorar a su Dios según sus creencias”, punto que choca de frente con los estados teocráticos, la de “estar libres de necesidades”, esto es, el derecho a disfrutar de una calidad de vida aceptable y la de “estar libres de temor” de los conflictos.

Volviendo a nuestro tiempo, la libertad la han clasificado diversos autores de distintas formas, pero aquí solamente abordaremos dos: la positiva y la negativa.

La positiva es la capacidad de actuar y ser dueño de la propia vida, tomando decisiones propias y siendo responsable de ellas. La negativa es la ausencia de interferencias externas que impiden realizar una acción. Se centra en no ser coaccionado por otros o por el Estado. 

En nuestra sociedad de masas la libertad se encuentra obstada por fenómenos como la masificación de los servicios públicos, el control de los medios de comunicación por parte de trust, un desarrollo tecnológico que en paralelo facilita la vida al tiempo que crea las condiciones de alienación, el desarrollo urbanístico descontrolado, la desafección en el sistema político, entre otros.

La democracia, como organización política paradigma de la libertad, está amenazada por algunos factores surgidos de la propia dinámica social.

La libertad de pensamiento, el derecho a formarse sin cortapisas y el ejercicio de un culto que no vulnere la capacidad de pensar libremente es esencial.  

Sobre esto último, las democracias permiten algunas religiones que ejercen un poder absoluto sobre la conciencia de sus fieles, coartan el derecho de adquirir conocimiento libremente condicionando la forma de pensar y actuar, llegando al extremo de imponen incluso maneras de vestir.

Atentar contra la posibilidad de ampliar el compás del conocimiento es impedir el ejercicio del libre albedrio porque sin educación aquilatando el pensamiento crítico no hay discernimiento y, por vía de consecuencias, posibilidad del ejercicio libre de toma de decisiones.

Otro aspecto medular es la calidad de vida y la justa distribución de la riqueza en un país. No es libre aquel que tiene que vender su independencia para poder sobrevivir.

Hay otros aspectos, muchos, pero sobre los dos señalados los regímenes autoritarios ejercen un poder casi todopoderoso y, aunque presenten estadísticas particularmente sobre calidad de vida como la salud o la educación formal mediatizada, tras bambalinas lo que se respira es un ambiente de opresión física e intelectual.

En nuestros países hispanoamericanos debemos tener presente que, con la libertad, a pesar de sus distorsiones que las hay, siempre hay posibilidades de crecimiento individual y social.

 

 

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