Artículo de Isidro Toro Pampols
Suena fuerte si pensamos en patriotas sinceros, pero cuando observamos la inmensa cantidad de logreros que pululan con un discurso «patriotero», comenzamos a encontrarle sentido a la frase.
La expresión original pertenece al talentoso político ingles del siglo XVIII Samuel Johnson.
La oración fue recogida por un alumno suyo, James Boswell, quien se le conoce por su biografía de Johnson. Según Boswell, el autor no se refería al «amor real y generoso» por la patria, sino al «presunto patriotismo que tantos, en todas las épocas y países, han usado como un manto para sus propios intereses»
Se refería a decir lo menos a los logreros. Por logrero el diccionario de la Real Academia Española nos dice de la “persona que da dinero a logro”. En la Biblia, el término "logrero" está asociado a la idea de explotación y ganancia desmedida a costa de otros, lo que contrasta con el concepto de caridad y justicia. En el Nuevo Testamento, Jesús se enfrenta a los logreros en el templo, denunciando su avaricia y explotación.
El patriotismo es una conducta, una línea de vida honrosa y trascendente. Pero no son pocos los que manipulan personas que solo pueden ser calificados de fementidos, canallas, sinvergüenzas que explotan el sentimiento de los demás con fines demagógicos y promover sus intereses.
En la dinámica política que vivimos afloran situaciones que son caldo de cultivo de sicofantes que mediante un discurso perverso buscan el apoyo de una colectividad con el fin de alcanzar notoriedad, influencia, estatus social y hasta el poder político.
Hay una versión al servicio de estos patrioteros que son los «sicofantes». En la Antigua Atenas un sicofante era un denunciante profesional. No lo hacían por «amor a la patria» sino cobraban a quienes los contrataban. Eran temidos por las personas decentes porque poco le importaban ensuciar honras con falsos positivos entre muchas denuncias inexistentes.
Temas siempre hay en la palestra política y social, así como bandidos sobran que, directamente o por medio de sus «sicofantes», divulgan toda una narrativa con discursos floridos en cuanto a patria y honestidad, los que no aguantan un análisis serio.
Lo peor del caso es que estos logreros y sicofantes están distribuidos en todas las organizaciones de la sociedad por lo que el combate se hace harto difícil, pero no hay que desmayar.
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