Artículo de Isidro Toro Pampols
El pensamiento Alicia es la construcción de un discurso político que se refiere, constantemente, a los objetivos que pretenden sin explicar cómo lo conseguirán.
El filósofo español Gustavo Bueno Martínez (1924- 2016) desarrolló un sistema de pensamiento que más tarde denominó «materialismo filosófico». Algunos medios lo han reconocido como uno de los principales filósofos españoles del siglo XX y principios del XXI.
En el año 2006 publicó un libro intitulado Zapatero y el pensamiento Alicia. Un presidente en el país de las maravillas. En su texto señala que los gobernantes del momento concebían un mundo de ensoñación, irreal, comparado al país de los espejos del cuento de Alicia.
El pensamiento Alicia es una tendencia acrítica capaz de dibujar escenarios que la imaginación más florida es incapaz de figurarse e intentando demostrar que están más adelantado que los seguidores del pensamiento «woke», considerando a un simio como persona, reconocen que el hombre es mujer o viceversa en las parejas de un mismo sexo o que en los conflictos solamente son «asesinos» los que son tachados de «facha», o sea, fascista o de derecha.
En los temas conflictivos mundiales plantean una gran alianza de civilizaciones donde nos sentamos con buena voluntad de diálogo y compresión mutua, nos reconocemos y manejamos de acuerdo con nuestros intereses. Y la cultura, los miles de años de confucianismo, judaísmo, cristianismo, islamismo entre otras, eso no cuenta y por ende de eso no se habla, como si sentarse en una mesa con un catálogo pragmático o neoliberal sea suficiente para comprender y resolver los problemas de la complejidad humana.
Los políticos que abrazan el pensamiento Alicia no quieren tener conciencia de las dificultades que habría que vencer para llegar a la realidad y, como consecuencia de lo anterior, definir los métodos y seleccionar las herramientas necesarias para abordar los problemas reales, sean estos de orden internacional, nacional e incluso domestico en el pueblo donde se viva.
Cada vez que escucho a una persona decir que un problema se resuelve con aplicar la ley y ya, sin profundizar, aunque sea ligeramente en el tema, me viene a la mente el pensamiento Alicia.
No explican si van a utilizar métodos autoritarios o democráticos. Se reducen a encasillar los temas en los antiguos conceptos de izquierda o derecha. En los primeros, autoritarios, no dicen si acentuaran el dirigismo que en el plano económico se refiere a la intervención del Estado en la economía, ya sea a través de políticas, regulaciones o incluso control directo de los medios de producción o sencillamente un capitalismo de estado, donde el Estado interviene activamente en la economía, ya sea a través de la propiedad de empresas, la regulación o la planificación económica, con el objetivo de dirigir el desarrollo económico y proteger su régimen político.
En el campo de la democracia si adoptarán un sistema de democracia de elites, donde los poderes económicos, religiosos, gremios, sectores educativos, intelectuales, entre otros, dan sus aportes, aunque unos pesen más que otros. O la democracia participativa, donde el estado descentraliza muchas, no todas, las funciones y los procesos de toma de decisiones se acercan a la población.
Cada uno de estos sistemas tienen sus bemoles, pero muchos políticos obvian adentrarse en estos temas y tan sólo nos dicen: eso se resuelve llenando de guardias la frontera o aportar más recursos a un servicio determinado, eso sí, combatiendo la corrupción.
Si fuera así de fácil muchos fueran grandes políticos y todos serian grandes administradores de la cosa pública. Pero ni lo uno ni lo otro.
El pensamiento Alicia se adorna hoy con música y movimiento utilizando videos en las redes sociales y en la televisión. Ayer era con fotos besando viejitas y abrazando niños mocosos. Hoy también, pero aplicando mercadeo digital.
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