Isidro Toro Pampols .·.
El gobierno liberal de Canadá presentó en febrero de este año un proyecto de ley dirigido a controlar contenidos en las redes sociales con el fin de proteger a la población, especialmente a los menores, del odio y otros daños en internet.
El proyecto propone incrementar las sanciones penales por difundir el odio en las plataformas sociales, la pornografía infantil e incluso por promover el genocidio.
Hay una frase proverbial en el idioma español: «El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones», que se entiende, simplemente, que de nada sirven los buenos propósitos si no van acompañados de las obras. Esta sentencia se emplea con sentido irónico para criticar a quien incumple su palabra.
El proyecto tiene detractores quienes centran sus ataques en denunciarlo como «totalitario» y «orwelliano» por su represión de la libertad de expresión. Este podría permitir a un juez, en algunos casos, imponer castigos si hay motivos razonables para creer que alguien cometerá un delito de odio.
Lo cierto es que Justin Trudeau, quien ganó las elecciones generales derrotando al conservador Stephen Harper, gobierna Canadá desde el año 2015 y habría que revisar su política educativa en función de reforzar mecanismos de defensa de la infancia aquilatando valores morales y mineralizando la formación ética de profesores y alumnos. Igualmente fortalecer los mecanismos de socialización que representa la familia, las iglesias, el deporte organizado, entre otros, más que buscar implementar medidas de control social incrementando las punitivas, que en muchos países ha sido el empedrado camino del infierno autoritario y hasta totalitario.
Si no ha trabajado en ese
rumbo, este proyecto puede calificarse de excusa y si lo ha hecho, entonces ha
fracasado; señalando analistas que, según las encuestas, tiene la opinión pública de espalda y busca salidas autoritarias.
Nadie se opone a tratar los problemas que surgen en unas redes sociales cuyas características facilita la transgresión. Lo que no se puede permitir es abrir espacios a quienes tienen por fin ulterior liquidar la tradición occidental, por ello es importante incorporarse a las campañas contra la tiranía de la desinformación y todo aquel que tiene un compromiso con el ideal de libertad, aportar su grano de arena en favor de conservar lo que tanto ha costado en términos de autonomía y desarrollo democrático.
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